sábado, 10 de diciembre de 2011

V


-Te quiero porque dueles. Me dueles a mi, les dueles a ellos. Pero, sobre todo, te dueles a ti misma. Te haces daño y disfrutas haciéndolo. Disfrutas intentando no quererte porque piensas que mejor lo malo conocido,sé que crees que si eres tú la causa de tu sufrimiento no lo será otra persona. Por eso…
-¿Me quieres porque te hago daño?
-No, idiota. Te quiero porque necesitas desesperadamente que alguien lo haga, que alguien te quiera. Y para que aparezca cualquier otra persona que lo haga mal, prefiero hacerlo yo, que ya te voy pillando el tranquillo.

viernes, 9 de diciembre de 2011

VI

"Una vez,cuando era una adolescente,unos cuantos amigos y yo fuimos a Bar Harbor y paramos a comer junto a un acantilado con unas vistas espectaculares (...) Cuando acabamos de comer dije que quería hacer una fotografía.Mis amigos saltaban y hacían el tonto por lo que yo tuve que ir retrocediendo,para intentar que salieran todos en la foto.De repente,una de las chicas,Arabella,mi mejor amiga por entonces paro de jugar con las otras chicas y grito "¡Quieta,linda,quieta!".Me detuve y mire atrás ¿sabes que vi?-Jackie negó con la cabeza-El oceano Atlantico.Habia retrocedido hasta el borde del precipicio en la zona de picnic.Había un cartel de advertencia pero ninguna valla ni barandilla.Un paso mas y me habría caído...y lo que sentí entonces es lo mismo que siento ahora"

La cúpula-Stephen King

domingo, 4 de diciembre de 2011

VII


Alicia, pero sin el país de las Maravillas, Alicia a secas.
Alicia, escribía finales sin historia, y comienzos sin palabras. Podría perderse en una multitud sin gente y encontrarse en el agujero que había en su estrecho corazón enlatado. Buscaba expectativas en las nubes que la ignoraban y saboreaba el espacio del infinito.
Tenía unas pupilas capaces de cerrar el silencio hasta dejarlo en virutas de rabia, abofeteando el aire en forma de preguntas que bailaban entre su cuerpo y el mío, devolviéndomelas envueltas en gotas de hielo que se deshacían en mis manos. Sabía que los demás no se acercarían, pero le daba igual. Después de todo, la única cosa que la diferenciaba del resto era que supo aceptar a ese monstruo que todos llevamos dentro. Era eso, al fin y al cabo, lo que la hacía libre…
.
¿no?