Me encanta la sonrisa de idiota que se te pone cada vez que imaginas que desabrocho uno a uno los botones de tu camisa.
A las gatas callejeras como yo nos bastan un par de caricias antes de irnos a dormir,así que deja la ventana abierta,que me deslizaré por tu ventana y me colaré en tu cama sin que te dé tiempo a rechistar.Puedo apostarme tu tiempo y el mio a que esta adicción tan tonta te hará despertarte más de una noche,ardiendo y odiando que yo no esté ahí.Esta vez son mis demonios los que se cuelan en tu casa y tus vaqueros desgastados los que acabarán primero en el suelo de la habitación...y es que nunca me acabas de creer cuando te digo que soy incandescente,que ciertamente nunca me termino de apagar,pero en fin,que nos conocemos y sé que si te ronroneo lo suficiente no vas a resistirte mucho para venirte a jugar conmigo al sofa,o a donde sea,lo importante es que sea a mí a quien arropes cuando los malos momentos se metan en mis pulmones pegados al aire frio del invierno y a mi cabeza atolondrada y defectuosa,que a las gatas malhumoradas tambien nos gusta de vez en cuando pasar el invierno en un lugar calentito...para evitar infecciones en el corazón y parásitos en el alma,ya sabes.
Por muy loba que sea a veces a mi también me apetece tener alguien bueno a quien poder querer,aunque sea solo para evitar que se me oxiden los latidos y evitar esos chillidos tan molestos que se meten en mi oído y no me dejan escuchar nada más pero relajate,estate tranqui,no voy a pedirte imposibles,no voy a pedirte que me quieras...a las ilusas como yo nos vale solo con que lo parezca.
